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Producción local de materiales: lo que hay y lo que falta

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En 2010 solo existían en Cuba 55 talleres dedicados a la producción local de materiales de la construcción, pero la cifra ha crecido significativamente desde entonces. Foto: Ronald Suárez Rivas

Ante los considerables atrasos que muestra el programa de la vivienda en casi todo el país –agudizados por la disminución en la entrega a los territorios de acero y cemento– la producción local de materiales de la construcción constituye hoy una columna vertebral para impulsar la edificación de nuevos hogares.

De acuerdo con un informe presentado a finales de 2022 en el Consejo Nacional de Innovación, en 2010 solo existían en Cuba 55 talleres dedicados a esta labor, pero la cifra ha crecido significativamente desde entonces.

En la actualidad son más de 465 instalaciones, lo que significa que más del 80 % de los recursos que demanda una vivienda se pueden obtener de manera local.

Sin embargo, situaciones asociadas al poco desarrollo fabril de muchos de esos talleres, la insuficiente explotación de los yacimientos naturales existentes en los municipios y la falta de encadenamientos productivos, entre otros factores, hacen que este importante programa aún se encuentre lejos de responder a las demandas. 

¿Cómo se refleja esta problemática en los planes constructivos de los territorios? ¿Qué papel desempeñan los gobiernos locales en la gestión de esos procesos? ¿Cuánto se puede hacer con el empleo de los recursos endógenos para impulsar el programa de la Vivienda?

Con la meta de lograr que cada municipio fuera capaz de obtener los recursos necesarios para poder levantar una vivienda diaria, la iniciativa ha logrado aglutinar a actores estatales y no estatales en un frente común.

En Pinar del Río, por ejemplo, ello ha permitido que todos los territorios estén en condiciones de cumplir esta meta, e incluso superarla.

Es el caso de Consolación del Sur, que tiene capacidades para aportar diariamente los materiales que demandan dos viviendas (exceptuando los de terminación, como cables y muebles sanitarios), o del municipio cabecera, donde se podrían lograr los de tres.

El tema, sin embargo, no ha estado exento de distorsiones.

Jesús Nilo Soca, coordinador de programas del Gobierno de Vueltabajo, asegura que, en el caso de los bloques, «la provincia tiene una capacidad local que supera cuatro o cinco veces la de la industria. Lo que pasa es que esto implica altos niveles de cemento y de áridos».

En otras palabras, que durante mucho tiempo el programa se ha sustentado en recursos que no se obtienen en la provincia, y que, por tanto, no aseguran su sostenibilidad.

De hecho, Yalexis León Armas, director de la Empresa Provincial de Mantenimiento y Construcción Civil, explica que, «tal como indica su nombre, producción local de materiales, significa usar las materias primas naturales de cada territorio».

Ante las severas limitaciones que imponen el déficit de acero y de cemento, señala que en la provincia se ha estado impulsando la construcción de hornos que permitan el aprovechamiento del barro, un recurso del que posee numerosos yacimientos.

El coordinador de programas del Gobierno comenta que, en el último lustro, la producción local logró unos 500 000 ladrillos de barro.

«En el año que más produjo, que fue 2018, se hicieron 250 000. En cambio, al cierre de noviembre ya habíamos producido 800 000 ladrillos. En 11 meses hemos superado la producción de cinco años».

Aunque todavía es insuficiente, el funcionario comenta que ha habido un crecimiento apreciable, y que las nuevas capacidades instaladas a lo largo de 2023 permitirán entrar en el nuevo año en mejores condiciones y con perspectivas de estabilizar una producción de entre dos y 2,5 millones anuales.

«En la medida en que vaya aumentando, podremos llegar a lo que hemos estado soñando, de que podamos tener una presencia de elementos de pared en los puntos de venta de materiales, y que estos no estén condicionados únicamente a la solución de las afectaciones de los ciclones, como sucede en la actualidad».

Pero ni una vivienda se construye con ladrillos solamente, ni todos los renglones que hoy se mencionan en los informes, o incluso que se exhiben en las tarimas de los puntos de venta, se pueden utilizar.

Es el caso de las muchas conexiones hidráulicas que se hacen a partir del plástico reciclado, y sobre todo de las tuberías sanitarias, las cuales no se pegan ni siquiera con pegamento de PVC.

El propio Soca lo admite: «El tema de la sanitaria tiene una afectación puntual en la provincia. El pegamento no coge en las tuberías que hacemos. No es compatible con ese plástico reciclado».

Ante esta realidad, afirma que en la actualidad se buscan alternativas con la Universidad Hermanos Saíz Montes de Oca y con innovadores, en aras de lograr un pegamento que permita cerrar ciclo, y que también se trabaja para incrementar los surtidos que pudieran lograrse de manera local.

De 189 renglones que conforman el nomenclador nacional de la producción local, en la provincia se calcula que pudieran obtenerse alrededor de 130. Por tanto, considera que el programa sigue teniendo un reto muy grande, y mucho camino por recorrer. 

(Con información de Granma)

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