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«Aquí ningún problema se deja para mañana»

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El trabajo de los innovadores ha sido decisivo en la Empresa de Productos Lácteos y Confiterías de Pinar del Río para mantener la producción a pesar de las carencias de piezas de repuesto. Foto del autor

Fabián Jesús Echaide lo muestra lleno de orgullo, como si fuera un trofeo, y para que no quepan dudas de la importancia del enorme aparato, explica que «este es el homogenizador, un equipo fundamental en la línea de helado. Sin él no hay producción»

Cuenta que ya hace casi un año que se detuvo y que gracias al ingenio de su brigada, se pudo echar a andar otra vez en cuestión de par de días.

«Uno lo dice fácil, pero esto es una pelota de hierro que tiene motor, tres pistones, cigüeñal, que hubo que desarmar completamente».

Al cabo de muchísimo tiempo de explotación, recuerda que el desgaste era enorme y que piezas de repuesto, como es lógico, no había.

«Tuvimos que hacer maravillas inventando, adaptando, pero el resultado está», dice.

«La producción de helado en nuestra industria oscila entre los 5 000 y los 8 000 litros diarios, y sin el homogenizador sería imposible hacerla».

En sus 30 años de labor en la Empresa de Productos Lácteos y Confiterías Raúl Fornell Delgado de Pinar del Río, Echaide acumula decenas anécdotas como esta, que hablan de la voluntad de un colectivo para encontrar soluciones.

«Aquí todavía hay equipos de fabricación sueca, de cuando se creó la entidad en los años 70’, que se han ido combinando con máquinas de muchas otras nacionalidades», dice.

«La línea de helado, por ejemplo, está compuesta por un homogenizador italiano, tanques suecos, un congelador ruso, uno italiano y uno chino. Por eso decimos que es una línea criolla, porque tiene componentes de medio mundo».

Como en la mayoría de las industrias cubanas, explica que las innovaciones constituyen el pan de cada día para poder sortear las dificultades que se derivan de la obsolescencia de la tecnología, y las limitaciones para adquirir partes y piezas que imponen el bloqueo norteamericano y la situación económicas del país.

Gracias a ellas, la entidad pinareña ha sabido arreglárselas para mantener, contra viento y marea, las entregas previstas al encargo social y la gastronomía, con indicadores que la ubican como la mejor de su tipo en el país.

Además, ha logrado diversificar producciones a partir de las alianzas con los distintos actores de la economía.

Más allá de reparar lo que se rompe, Echaide comenta que el trabajo ha incluido la creación de equipos nuevos.

«La línea de croquetas fue hecha completamente por nosotros mismos. No hubo que importar nada. Construimos la mesa. Aprovechamos una máquina que estaba en desuso, de cuando teníamos una fábrica de caramelos y armamos un tacho. Cogimos un sinfín transportador de granos y logramos que funcionara como transportador de la masa, y con todo eso incorporamos un producto de gran aceptación en la población».

Algo parecido ocurrió con la línea de hamburguesas. «Esa también la hicimos completamente aquí. En un primer momento conseguimos que saliera, pero de manera manual, y después la hemos ido automatizando».

Detrás de cada resultado comenta que está el trabajo conjunto de tecnólogos, mecánicos, electricistas, instrumentistas, soldadores, y muchas horas de esfuerzo en jornadas que no pocas veces se han extendido durante madrugadas enteras.

«Hay veces que nos han llamado a la casa a medianoche e inmediatamente hemos salido para acá. Y también han surgido averías que han permitido continuar la producción, así que hemos esperado, para que la materia prima que ya estaba en proceso no se eche a perder, y cuando se termina, no importa que sean las siete o las ocho de la noche, a esa hora le caemos».

Lo dice con la pasión de quien disfruta lo que hace, y está consciente, además, de las consecuencias de que una industria como esta se detenga.

«Tenemos un plan de producción, pero sobre todo una responsabilidad muy grande. Nosotros nos debemos al pueblo y no podemos dejarlo esperando, porque estaríamos afectando a niños, ancianos, embarazadas, pacientes hospitalizados. Así que hasta que no le damos solución a los problemas que se presentan, no estamos tranquilos».

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