Poco más de 10 días después que se formara la Depresión Tropical Dos, génesis de Beryl, este vuelve a la categoría inferior de un ciclón tropical, luego de recorrer desde el océano Atlántico hasta el extremo noroeste del golfo de México. Recorrido que hizo, además, en dos meses distintos, dejando a su paso varios récords históricos que esperemos no sean superados en un futuro cercano. De estos hitos conversamos en la entrega anterior, y cerrábamos precisamente hablando la alta probabilidad de que este nombre fuera retirado.
Con el nombre de Beryl ocurre algo muy similar a lo que mencionamos cuando conversamos de los “Albertos” que nos han visitado, ya que ambos son de los nombres originales de las 6 listas rotativas que se empezaron a utilizar a partir de 1979. Es por tanto la octava y muy probablemente la última vez que se utilice Beryl para nombrar un ciclón tropical, de ser así sería la cuarta ocasión que un nombre que comience con la letra B se retira.
Las ocasiones anteriores: Betsy (1965), Beulah (1967) y Bob (1991), este último la única “B” de las originales que se ha sustituido y casualmente el primer nombre masculino que se le dio a un ciclón tropical la primera vez que se usó en 1979. Así que, determinarse la retirada de este nombre en la próxima reunión del Comité de Huracanes, previa a la temporada de 2025, sería la primera vez que se retira una “B” en más de 30 años.
La huella de Beryl
Una simple comparación entre estas imágenes de satélite de alta resolución de la pequeña isla de Carriacou, primer territorio que fue afectado por Beryl en ese momento como categoría cuatro, nos permite ver los impactos del mismo. Por sus pequeñas dimensiones prácticamente fue “engullida” por este organismo, quedando completamente dentro del ojo de este huracán.
Entre la primera imagen, adquirida del 16 de junio pasado y la segunda, que fue tomada el día 6 de julio, podemos notar en la última la ausencia del color verde de la vegetación, grandemente afectada.
Beryl se robó el protagonismo de la entrada que hacemos habitualmente justo al comenzar un mes, en que abordamos el pronóstico emitido por el Centro del Clima del Instituto de Meteorología. En el séptimo mes del año, tenemos una disminución de las precipitaciones, que quizás algunos agradezcan luego del junio tan húmedo que se vivió en algunas partes del país. Comienzan en este periodo los efectos más evidentes de la Capa de Aire Sahariano, para el cubano de a pie: el polvo del Sahara, que se suma a estos ingredientes limitantes de las lluvias y eso sí, favorables para que julio sea caluroso.
Según este pronóstico, que puede consultar aquí, el presente julio tendrá un comportamiento más lluvioso de lo habitual en todo el país, aunque estadísticamente superior en occidente y centro. Las temperaturas, tanto máximas como mínimas, también deben tener un comportamiento superior a lo que es habitual en este mes, que comúnmente es más caluroso que su predecesor.
De cerca a seguir el comportamiento de la temperatura del mar que sigue “saliéndose de las gráficas” con valores muy altos y la transición hacia la fase fría del evento ENOS: La Niña. Este par de ingredientes pueden dar lugar a que la tranquilidad reinante en cuanto a ciclones tropicales, ya que no se ve en este momento posibilidad de formación en los próximos 7 días, se rompa en cualquier momento y de qué manera. Veremos cómo se comporta “el mes más memero” de 2024.
(Tomado de Cubadebate)