Cerró la temporada ciclónica 2024, que si no ha sido la más ocupada de los últimos años sí ha sido la más polémica, incluso antes de comenzar.
También ha seguido la tendencia creciente de saturación de información en las redes, muchas veces por parte de fuentes no oficiales. En el mejor de los casos, estas replican información oficial y en muchos se aventuran a interpretarla; de la misma manera se hace con otras herramientas como salidas de modelos, que se publican de manera directa para un público no siempre preparado para entender el valor (predictivo) de lo que están viendo.
Con respecto a los pronósticos de temporada, les recomiendo la lectura de esta publicación del profesor Luis Enrique Ramos Guadalupe, en el que más allá del resumen de la actividad ciclónica de este 2024 se adentra en analizar precisamente las predicciones hechas previas a su comienzo.
Por ello, hoy vamos a tocar algunos aspectos interesantes de esta temporada, algunos de los cuales conversamos brevemente en entregas anteriores. Beryl, un huracán de récords al inicio de temporada no dejaba lugar a dudas de que veríamos una a la altura de los pronósticos más agresivos y que seguramente se usaría por primera vez la lista complementaria de nombres, al sobrepasarse las 21 tormentas tropicales. Pero vendría una “pausa” precisamente en el momento en que es habitual un incremento en la actividad ciclónica. Un periodo que aunque no exento de ciclones tropicales, en el cual no veríamos otro huracán de gran intensidad hasta Helene, finalizando septiembre, y con el cual se abriría una racha sin precedentes.
En esa racha estuvieron 11 de los 18 ciclones tropicales de la temporada, siete de ellos huracanes de los que cuatro fueron de gran intensidad. Esto la ubica como la temporada con mayor cantidad de organismos formados en ese periodo y en la que pareciera que cada uno de los ciclones quiso dejar su marca.
En el caso de Helene, por primera vez en la historia, el Centro Nacional de Huracanes (NHC) sin ni siquiera haberse formado como depresión tropical, puso en sus pronósticos que llegaría convertirse en un huracán de gran intensidad, lo que lamentablemente se cumplió, luego de una evolución muy rápida. Y es que ese fue un factor, sino común, muy habitual en este 2024, con varios ciclones tropicales que ganaron explosivamente en intensidad, siendo Milton la máxima expresión de ello.
Rafael, que lamentablemente quebró casi un “hechizo” que había sobre la parte más occidental de Cuba, también tuvo la presión más baja en un ciclón tropical en el golfo de México en casi 40 años.
La ACE en 2024
A pocas semanas de comenzar la temporada hablamos de la Energía Ciclónica Acumulada, una medida la actividad ciclónica dentro de la misma, quizás más acertada para describirla que usar meramente la cantidad de ciclones formados por categorías. La misma combina la intensidad de los sistemas (cuando alcanzan la categoría de tormenta tropical) con su duración temporal, por lo que ciclones con similar intensidad y tiempo de vidas diferentes contribuyen de manera desigual al total de la temporada.
Esta medida también se utiliza para caracterizar una temporada comparándola con los valores normales en los últimos años. La temporada 2024 acumuló un valor de ACE de 162, cuyas unidades son de 104 (o 10000) nudos al cuadrado (kt2), la que vamos a omitir en adelante para facilitar la lectura. Este valor supera con creces el valor medio de 122.1 en los 30 años comprendidos entre 1991 y 2020, que se toman como referencia climatológica. Sin embargo, dado el incremento de la actividad ciclónica en las últimas décadas, la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) toma como valor para clasificar las temporadas la mediana desde 1951 hasta 2020. La mediana marca el punto medio si ordenamos los datos de menor a mayor o viceversa. De esa manera el 2024 también superó el criterio para clasificarla como extremadamente activa al superar el ACE umbral de 159.6, lo que la coloca como la oncena más intensa en la era satelital (desde 1966).
El ciclón que más aportó a este valor global no fue el más intenso de la temporada sino Beryl, además de por la fuerza de sus vientos, por su largo recorrido desde el Atlántico hasta el mar Caribe., con un valor de 35.1. Los otros huracanes que aportaron valores altos fueron Kirk y Milton con 23.4 y 23.5 respectivamente, el segundo a pesar de que fue el más intenso de todos tuvo una vida de 120 horas, más corta que el primero. Si sumamos el valor de ACE de este “trío”, vemos que aportaron poco más de la mitad del total, o dicho de otra manera, que aportaron lo mismo que el resto de los otros 15 ciclones tropicales del 2024 en la cuenca Atlántica.
Precisamente el peso del tiempo de vida de estos ciclones tropicales en el valor del ACE es evidente cuando comparamos dos sistemas de intensidades similares como Kirk y Helene, pero con valores de ACE bien diferentes, ya que Helene generó casi la tercera parte del ACE que Kirk, ya que solo mantuvo la categoría de tormenta tropical y superior por poco más de 72 horas y Kirk estuvo por encima de esa intensidad por casi una semana.
(Tomado de Cubadebate)