Erislandy Álvarez, la última esperanza de Cuba de alcanzar una medalla de oro en los Juegos Olímpicos de París 2024, saldrá hoy al cuadrilátero del Estadio Roland Garros a enfrentar el combate más importante de su vida.
Para subir a lo más alto del podio tendrá que vencer al local Sofiane Oumiha, un púgil hijo de marroquíes que tiene en su palmarés una presea de plata en la cita estival de Rio de Janeiro 2016 y tres títulos mundiales.
El francés ya derrotó al antillano en la final del último torneo del orbe sobre el encerado del Humo Arena de Tashkent, en una cerrada pelea que concluyó con votación dividida de los jueces.
Como boxeador amateurs ganó 131 combates con 18 derrotas y desde que se dedicó al profesionalismo está invicto en cinco salidas con tres nocauts propinados en la categoría de los ligeros.
Pero si alguien puede vencer al galo en esta división de los 63.5 kilogramos es Erislandy Álvarez, aunque no estará entre las cuerdas con el cartel de favorito en su esquina.
El natural de la provincia de Cienfuegos, ciudad ubicada a unos 230 kilómetros al sureste de la capital cubana, ha demostrado su clase en esta edición olímpica al arrasar a los cuatro rivales que encontró en el trayecto.
Primero venció al papuano John Ume antes del tiempo establecido por fuera de combate y luego, siempre por decisión unánime, al argelino Jugurtha Ait Bekka, al tailandés Bunjong Sinsiri y al georgiano Lasha Guruli.
La misión del representante de la mayor isla del Caribe de darle una título a un país que desde la cita de Beijing 2008 siempre ha ganado metales dorados, es difícil pero para nada imposible.
Grande es la expectativa por la pelea de Álvarez, luego que los otros cuatro púgiles de la armada antillana quedaron en el camino y solo el bicampeón bajo los cinco aros, Arlen López, pudo alcanzar una presea de bronce.
En la historia del boxeo olímpico Cuba ha obtenido 78 preseas, 41 de ellas de oro, y ocupa el segundo lugar por países por detrás de Estados Unidos.
Tomado de Prensa Latina