En esa vocación humanista tremenda de la Revolución Cubana está sin dudas el pensamiento de Fidel. Su obra, su guía y quizás la materialización más completa de un ideario que tuvo siempre en el centro a la dignidad plena del hombre se concreta en los cambios que sostuvieron al Sistema Nacional de Salud después de 1959.
Cuando se rinde homenaje al Líder de la Revolución en el séptimo aniversario de su desaparición física; y se está a las puertas de celebrar el Día de la Medicina Latinoamericana, es imposible no recordar que fue su ética y aspiración de justicia social, el motor impulsor para el desarollo de la Salud Pública en Cuba, un país que había heredado de los años de tiranía las tasas más bajas de cobertura de médicos por cantidad de habitantes y las más altas de mortalidad materno-infantil, de parasitismo, escasa dotación de camas en centros sanitarios, así como una formación de profesionales del sector extremadamente elitista.
Sus ideas fueron extraordinarias en torno al diseño de la especialidad de Medicina General Integral, como garante de la formación más completa de un personal indispensable, sobre todo, en la Atención Primaria de Salud. Otros dos aspectos resultan también esenciales dentro de este sector y llevan su impronta, ambos con un carácter estratégico: el primero, es el Programa del Médico y la Enfermera de la Familia, ahora en perfeccionamiento; y el segundo, la creación y concreción de las colaboración médica internacional, sin dudas, un principio insoslayable de la sociedad y que en los últimos años ha sido asediada por quienes intentan asfixiar y cortar alas a este país.
Donde más claro está ese pensamiento renovador en la concepción de la Medicina Cubana es en la formación propiamente de cada profesional. Ese que es heredero también de una figura tan importante como el Che, que puso su profesión al servicio de los más necesitados y de la libertad.
Y es que la Medicina es eso, una vocación de servicio. El arquitecto mayor pensó no solo en el sistema desde la asistencia, sino que creó también un sistema de Ciencia y Biotecnología que lo respaldara, y que hoy ha dado muestras fehacientes de que lo ha hecho con creces, y de que Fidel sabía exactamente lo que significaba esa independencia.
Si bien es cierto que no pocos han dejado la Salud en busca de mejoras económicas en otros sectores, la mayoría permanece, a pesar de todo y del difícil contexto, sirviendo a su pueblo, porque aquí es un derecho la Salud y ahí están por miles quienes viven por ella, quienes viven por sanar, por hacer reír un niño tras la enfermedad.
Este país está lleno de gente valiosa que viste también de batas blancas y nos recuerdan que la esperanza existe.
