La solidaridad es un valor intrínseco en los cubanos. No importan fronteras, diferencias, ni ocupaciones. Así lo demuestra un amplio grupo de personas que, conmovidas por las afectaciones que dejó la lluvia en el oriente del país, durante los últimos días, decidió recopilar “todo lo posible” para enviar hasta allá. Las disímiles iniciativas que afloraron en plataformas de redes sociales, se nuclearon en torno a la Asociación Quisicuaba.
Esta organización de la sociedad civil cubana tiene una amplia trayectoria en el camino de las causas nobles. Esta vez, no es la excepción.
Justo en Centro Habana está su almacén. Aquí han llegado donaciones de todo tipo: alimentos, insumos médicos, ropa, calzado… Hoy—clasificadas en cajas o envueltas en nylon— salen en una rastra de cuarenta pies rumbo a Jiguaní, uno de los municipios granmenses donde las inundaciones causaron mayor estrago.
El Doctor en Ciencias Enrique Alemán Gutiérrez, líder del proyecto Quisicuaba, subraya que esta filosofía de vida, de ayudar al prójimo, se articula con la voluntad política del gobierno y el Partido de Granma, los cuales, junto al pueblo, recibirán este cargamento y entregarán a los más necesitados.
“En momentos como estos lo importante es unir, unir el deseo de las muchas personas que, de buena voluntad y desinteresadamente, quieren ayudar a sus compatriotas. Siempre que se trate de unir y de ayudar, por supuesto, ahí estaremos presentes los Comités de Defensa de la Revolución”, comentó—en medio de la carga del contenedor—, Gerardo Hernández Nordelo.
El Coordinador Nacional de la mayor organización de masas del país—y también Héroe de la República— recordó que esta no es la primera vez que se consolidan alianzas entre diferentes proyectos y entidades, en momentos catastróficos para Cuba. Mencionó ejemplos como la labor tras el tornado de enero del 2019, la explosión en el Hotel Saratoga y el ciclón Ian en Pinar del Río. Momentos en los que, como ahora, mucha gente colaboró por el bien de los afectados.
“Nosotros convocamos a que llevaran las donaciones a nuestras sedes. A la nacional acudieron muchísimas personas. Han llegado instituciones y cederistas por su cuenta. Nosotros, que ya teníamos bastante acumulado y procesado, nos enteramos de la salida de un transporte desde los almacenes de Quisicuaba, quien tenía la colaboración de otro proyecto nombrado Los Ángeles de la Noche. Por supuesto, lo cargamos todo para acá porque ahora mismo no teníamos la posibilidad de llevarlo directo hasta Granma. Al final, de lo que se trata es de que llegue la ayuda a las personas damnificadas. En la unión está la fuerza”, remarcó Hernández Nordelo.
El almacén está lleno, apenas se puede caminar. Solo queda un estrecho camino por el que transitan unos pocos brazos cargados de cajas hasta la calle donde está el camión. Encima, varios jóvenes se turnan la tarea de acomodarlas. Con maestría, las lanzan y reciben. Carlos Miguel Pérez Reyes, diputado de la Asamblea Nacional y CEO de la pyme Dofleini Software, es uno de los que, por momentos, se las acerca. Sobre esta experiencia dice:
“Es importante mencionar que esto se hizo en muy poco tiempo. Hace solo tres días acudimos al llamado de la conciencia. Muchos proyectos independientes empezaron a hacer sus propias convocatorias. Lo que estamos tratando de hacer hoy es optimizar esa logística.
“Hay que destacar el trabajo que han hecho los CDR con una movilización impresionante, el comité de base de la Unión de Jóvenes Comunistas de la Universidad de La Habana y la Federación Estudiantil Universitaria. Además, un buen número de pymes han trabajado para traer aquí la mayor cantidad posible de cosas. Destacar que muchas de ellas son producciones propias.
“Si bien hay varios puntos en la ciudad donde se están recogiendo las ayudas, estamos tratando de acopiarlas todas aquí, donde confluyen organizaciones no gubernamentales, organizaciones de la sociedad civil, religiosas y personas que desde fuera de Cuba han enviado recursos y dinero. Nosotros somos sencillamente un vehículo para asistir a los lugares donde más se necesita”.
Mario Ernesto Almeida, secretario del comité de base de la Unión de Jóvenes Comunistas de la Universidad de la Habana, cuenta que la mayor parte de las donaciones que entregaron aquí, constituían una reserva que quedó tras la recogida en septiembre y octubre, cuando el huracán categoría 4 atravesó el occidente del país. Fue tanto lo recopilado que no hubo posibilidad de llevarlo todo. Ahora, como entonces, se sumaron estudiantes y profesores.
Junto a Rafael, quien maneja un triciclo de la universidad, Mario y Javier—otro miembro del comité UH de la UJC—fueron hasta los almacenes de Quisicuaba. Dieron tres viajes. Ahora siguen recogiendo.
La presidenta de la Asociación Cubana de las Naciones Unidas, Norma Goicochea Estenoz, también carga cajas hasta el contenedor en la tarde de este 14 de junio. Refiere que este es un proyecto colectivo. Asimismo, destaca la participación de empresarios cubanos de las formas de gestión no estatal, quienes “han aportado insumos y demostrado que ellos también forman parte de la construcción de nuestro proyecto social”.
Yulieta Hernández Díaz, presidenta de Pilares Construcciones SRL, así lo demuestra. Ella cree que el emprendimiento cubano nace con una responsabilidad social: “Es algo intrínseco que viene dentro de los emprendedores, dentro del torrente sanguíneo que tenemos todos nosotros. En diferentes momentos hemos sido capaces de unirnos y, sobre todo, además de los deseos de ayudar, hemos logrado articularnos”.
Otro de los que se sumó a este empeño fue el biólogo y botánico Alejandro Palmarola, especialista principal de la mediana empresa estatal La Quinta S.U.R.L., una entidad sin fines de lucro que tiene como único socio a la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana.
Cuenta que enseguida se comunicó con Gerardo Hernández y conversaron sobre la convocatoria. Palmarola aprovechó el marco de un festival que se desarrollaría en la Quinta de los Molinos el domingo, para convocar la noche anterior a través de los perfiles de redes sociales de la pyme. Entonces, aparecieron muchos con donativos.
“Yo siempre digo que la solidaridad no puede ser institucionalizada, la solidaridad del cubano hay que canalizarla. Tenemos que encontrar las vías adecuadas. Siempre aparece gente que quiere ayudar ante situaciones de desastres. Ese es el papel social que tienen las instituciones de la sociedad civil: ayudar a que la gente practique la solidaridad en estos casos”, afirma.
Por esta misma línea va la opinión de Héctor Rodríguez Figueredo, vicepresidente del Parque Científico Tecnológico de la Habana, quien señala que su entidad, ecosistema de innovación para el desarrollo de proyectos, se movilizó:
«En el Parque hay 16 empresas de base tecnológica y se incuban más de 45 proyectos de ese mismo corte. La mayoría de ellos se han solidarizado con la causa y han entregado donativos. El país está viviendo un momento muy difícil y es importante que el empresariado, tanto estatal como privado, pueda aportar en esta iniciativa”.
Este no es el último cargamento que sale desde la capital. Continúan abiertas las convocatorias y el interés en recopilar cuanto se pueda en función de los damnificados. El propósito es llegar, con bienes esenciales, a las provincias más afectadas por las intensas lluvias de la semana pasada, no solo a Granma.
Hay una premisa que une el discurso de cada uno de los involucrados en esta solidaria tarea: la la unidad es fundamental para reconstruir, juntos hacemos un mejor país.
Tomado de Cubadebate