Rememorar los escritos de Ernesto Che Guevara en su 95 cumpleaños nos regocija y reconforta porque reafirma la solidez del camino emprendido después de nueve décadas, aun cuando solo pudo completar los 39 años en su aspiración de luchar y poder alcanzar un mundo mejor. Muchos pensamientos le inquietaron y siempre midió un posible final en circunstancias difíciles, marcado por el privilegio de entregar y de entregarse a los escabrosos momentos de la lucha, sin condicionarla a un final abrupto pero posible, expresado en sus propias palabras cuando le escribió a su esposa Aleida March una poesía de despedida donde amalgama y dosifica sus posibles escenarios:
Salgo a edificar las primaveras de sangre y argamasa
[….]
Pero no me anunciaron la plaza reservada en el desfile triunfal de la victoria…
Cuando estudiamos o simplemente leemos al Che, siempre nos encontramos con una vitalidad nacida de sueños, anhelos y, sobre todo, de una búsqueda permanente para obtener las respuestas que con el tiempo, los tropiezos y dificultades fueron conformando un entramado de ideas, tesis y decisiones que encontraron su cauce en los objetivos y razones que complementarían su pensamiento y práctica revolucionaria.
Los viajes “iniciáticos”, como los calificara el joven Ernesto, realizados por el continente latinoamericano, conservan en las narraciones y pasajes descritos el aliento y el impulso que lo conducen, sin un plan preconcebido, a la aventura de los desconocido pero intuido por intermedio de las lecturas que como sabia nutriente lo impulsan a nuevas búsquedas y nuevas respuestas. Esa etapa de juventud actúa como una fuerza espontánea pero a la vez enriquecedora que lo llevan a conjugar reflexiones con acciones y lo acercan a contemplar el entorno y su realidad de un modo diferente a lo vivido hasta esos momentos.
Son detalles en los que logra adentrarse de manera vivencial a esa América desconocida, encargada de “tejerle” una trampa de la que nunca pudo salir. Se cruzan las lecturas anteriores con una práctica inusual dentro de sus circunstancias y contextos, a la vez que se siente atraído y dispuesto a dejarse atrapar hasta saciarse de todo una atracción nunca imaginada. Surge un impulso para adentrarse en una verdad que siente que le pertenece y el deseo de encontrar las respuestas para conocer ese mundo atrayente que lo va acercando a lo que llamaría la “Mayúscula América”, a entender las luchas libertarias precedentes y la enorme figura de Bolívar enfrascado en alcanzar una plena unidad de los pueblos de la región.
Ese camino, narrado desde un escalón primario lo lleva a una sensación de pertenencia al que asciende de manera dosificada y documental,construido en momentos relevantes y expuestos por intermedio de vivencias encargadas de proporcionar un pensamiento propio y de una avidez por poner a prueba su decisión de entregar lo mejor de sí. El resultado fue un camino “larguito” y de retrocesos aunque convencido que sería el determinante para avanzar en su futuro, donde se adentra en la práctica política y su carácter activo y donde, además, aprende de su ejercicio o al menos, en un primer momento, de poder evaluar sus comportamientos y poder poner en la balanza lo bueno y lo malo de su proceder. En esa percepción pudo profundizar y entender, desde la práctica política, el sistema y su fuerza dominante y darse cuenta del peso del poder hegemónico que, en el caso de América Latina, se distingue por la presencia brutal del imperialismo norteamericano. De todo ese quehacer quedan las huellas convertidas en ejes articuladores que cobrarían mayor fuerza y contenidos a medida que recorre con otra mirada y una percepción más aguda, para llegar sentirse más latinoamericanista y más antimperialista como nunca antes lo percibiera, siempre bajo la influencia directa del marxismo como el “instrumento real para erradicar los males de América”,
De las múltiples interrogantes que se han hecho sobre la vida y la obra del Che, el esclarecimiento de esa primera etapa de su vida contribuye a entender su posterior entrega a la liberación de nuestros pueblos y la determinación de avanzar por el bien de los desposeídos. Es en el joven Ernesto y en los caminos recorridos donde encuentra la fortaleza y el peso de las ideas acumuladas para adentrarse en los caminos de la revolución, convencido de que era la única vía para frenar la barbarie y la expoliación.
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Todos esos ingredientes encuentran impulso en su determinación de luchar por la causa de la Revolución Cubana cuando conoce a una parte de los asaltantes del cuartel Moncada en Guatemala y a su líder, Fidel Castro en México. Comienza la leyenda convertida muchas veces en mito, afianzados cuando se agigante su decisión, no solo de luchar, sino de aportar sus conocimientos para contribuir al desarrollo de la Revolución y el socialismo como la vía adecuada para transformar la sociedad y al hombre en su accionar consecuente y consciente como su principal actor social.
En todos esos años, de 1956 a 1967, período de gran intensidad en su labor revolucionaria en múltiples facetas, se acumula un pensamiento teórico-práctico el que unido a su experiencia anterior, forman parte de una obra que lo distingue y lo convierte en parte de la corriente crítica del marxismo renovador y tercermundista y un dirigente de estatura internacional.
Construye una obra sólida para hacer avanzar el socialismo, en especial la transición socialista y sus particularidades en sociedades que transitan desde el capitalismo a nuevas formas de producción socialistas, además de investigar a profundidad y responder de manera directa y consecuente a los problemas que intuyó primero y que, después, actuaron como líneas y principios que debían cambiar si en realidad se deseaba construir una nueva sociedad sin enajenación y libre de trabas que la harían sucumbir y retrotraerse al capitalismo. Esa vasta obra permanece como fuente de tesón y creación para procesos que tracen el camino de la verdadera emancipación de los pueblos y que es resumido en el conocido “Mensaje a la Tricontinetal”, cuyo título original es “Crear dos tres, muchos Vietnam”, en clara alusión a la lucha enfrentada por ese heroico pueblo ante la agresión imperialista, con la clara advertencia premonitoria que de no frenar esa barbarie sería muy costosa para la humanidad y alargaría en años el triunfo de las fuerzas revolucionarias.
En este aniversario de su natalicio, el Centro de estudios Che Guevara en sus más de 30 años de sistematización, clasificación, ordenamiento temático y de investigaciones sobre su pensamiento y obra, rinde homenaje y tributo con la publicación de la Antología Mayor, convertida en la síntesis de sus trabajos escritos y sus discursos, la narrativa en sus diferentes estilos y géneros, su iconografía y otros documentos que permitan, sobre todo, al lector joven adentrarse en materias de su interés y poder seleccionar momentos trascedentes en el devenir de su evolución y desarrollo.
Ese caudal de información ha sido procesado y forma parte de los fondos archivísticos de la institución, los que por su importancia y sus contenidos fueron evaluados por la UNESCO dentro del Programa de la Memoria del Mundo, y aprobados como la colección más completa en el mundo sobre la vida y obra y su divulgación por intermedio de un Proyecto Editorial temático, en el que se integran textos inéditos, sobre todo de su etapa juvenil y de madurez intelectual, y otros libros integrados por las líneas que identifican lo más sobresaliente de su obra y legado y como paradigma universal por su coherencia, la profundidad de su pensamiento creador y la estatura cimera del revolucionario convertido en el escalón más alto a lo que se pudiera aspirar..
Tomado de Cubadebate