Después de algunas dudas, aunque Juan Reynaldo Pérez Pardo, comisionado nacional, aseguró que en «ninguna variante se preveía no celebrarla», tendremos serie Sub-23 de beisbol. Pero se jugará en un nanoformato, es decir, con un pequeño calendario, entre el 2 de agosto y el 4 de septiembre próximo, divididos en cuatro grupos o zonas.
En el A toparán Pinar del Río, Artemisa, Isla de la Juventud y La Habana; en el B, Mayabeque, Matanzas, Cienfuegos y Villa Clara; en el C, Sancti Spíritus, Ciego de Ávila, Camagüey y Las Tunas, y en el D, Granma, Holguín, Santiago de Cuba y Guantánamo. Clasifican los primeros a las semifinales de cinco partidos a ganar tres, y los ganadores, en la misma cantidad de juegos, disputarán la final.
El calendario cuenta con solo seis subseries para cada conjunto, de tres y de dos juegos, la mitad de esos cotejos de local.
Seguimos jugando menos en las categorías en las que debemos jugar más para que se tribute, a la de mayores, las mejores dotes de un atleta. Ya se compite muy poco en Sub-12, Sub-15 y Sub-18, y ahora en la Sub-23, hasta los 36 duelos que tenía antes, que eran insuficientes, nos parecen una buena cifra frente al nuevo esquema.
Es cierto, como explicó Pérez Pardo a Radio Rebelde, que la situación económica inestable entorpece el desenvolvimiento de un deporte como la pelota, el cual requiere de recursos. Sin embargo, insistimos en el pensamiento del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, en su reflexión Para el honor medalla de oro: «Revisemos cada disciplina, cada recurso humano y material que dedicamos al deporte. Debemos ser profundos en los análisis, aplicar nuevas ideas, conceptos y conocimientos».
Si no se consolida una buena base, con un sistema de competencias que motive a niños y jóvenes para crear un amplio movimiento beisbolero, de nada valen los recursos materiales, humanos y financieros que situemos en la élite, pues faltaría lo más importante, la materia prima que son los jugadores, quienes están ahí, esperando para exponer sus cualidades.