Jóvenes de varios sectores de la sociedad e integrantes de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana reeditaron este miércoles en la noche la llegada de la Caravana de la Libertad a Pinar del Río aquel 17 de enero de 1959.
Volveremos una y otra vez a recorrer esta ruta como símbolo de una continuidad que no se detiene, aseguró Leyanis Carmona Díaz, primera secretaria del Comité Provincial de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC).

En el mismo sitio donde hace 65 años Fidel Castro habló por primera vez a los pinareños, en la intersección de la calle José Martí y la avenida Rafael Ferro, dijo que estos son momentos de definiciones, y «los jóvenes las tenemos claras; habrá quien intente sembrar el egoísmo, pero somos martianos y fidelistas».
Grandes eran los desafíos para la generación del centenario del natalicio del Apóstol, y grandes lo son para la nuestra; sin embargo, ni entonces, ni ahora se ha tenido otra convicción que no sea la de seguir adelante, porque la Revolución del pueblo es hermosa e indestructible, remarcó.
Debemos asumir con valentía y firmeza la etapa que nos ha tocado vivir. 65 años atrás ellos sabían que el trayecto no sería fácil, como nosotros sabemos que el nuestro no lo es, puntualizó Carmona Díaz.
Y sentenció que para las nuevas generaciones esta será siempre una caravana inagotable, una caravana triunfadora y sobre todo, de responsabilidad con el presente y el futuro de la Patria.
En el acto central, en la ciudad pinareña, después de que la Caravana recorriera el mismo trayecto de los barbudos triunfantes, un grupo de jóvenes recibió el carné que los acredita como militantes de la UJC, de manos de Yamilé Ramos Cordero, miembro del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y primera secretaria del PCC en Vueltabajo.


Con el Comandante en Jefe al frente, los caravanistas de aquel 17 de enero de 1959 llegaron a un territorio que era considerado el más atrasado del país debido a la desidia de los gobernantes de turno.
La tasa de mortalidad infantil en Pinar del Río ascendía a 60, 5 por cada mil nacidos vivos; solo 33 mujeres poseían título universitario; la esperanza de vida al nacer era de apenas 53 años; y el nivel de escolaridad promedio, de segundo grado, por solo mencionar algunas cifras.
No había venido a Pinar del Río porque tuve necesidad de permanecer en La Habana durante varios días. Tal era el fervor revolucionario de esta provincia, (…) que durante el trayecto entre Oriente y La Habana me llegaron las insinuaciones de numerosos compañeros, pidiéndome que antes de llegar a La Habana viniese a Pinar del Río, aseguró Fidel.
No era posible, sin embargo, detener la marcha de toda la columna para hacer un rodeo por la provincia, y yo les respondía a esos compañeros: “No se preocupen, que a Pinar del Río no lo tenemos olvidado, que a Pinar del Río iremos”, dijo aquella noche sobre una rastra cual tribuna improvisada.
Ese día se dirigió a los vueltabajeros sobre una rastra devenida tribuna, a las 8:20 de la noche y durante más de dos horas, y les explicó las medidas del gobierno para cumplir el programa del Moncada.
Asimismo, desmintió las calumnias de la prensa extranjera dirigidas a desacreditar la Revolución y manifestó sus deseos de actuar para sacar a la región de la miseria y el abandono.











