Cuando se habla de delegados del Poder Popular siempre nos viene a la mente esa persona que todo lo puede resolver o que, al menos, tiene una respuesta a nuestras inquietudes. Por estos días en que marcha el proceso rumbo a las elecciones a nivel de circunscripción me presté a buscar algunas historias de veteranos en esas lides.
En cuanto me propuse hacer estos encuentros, alguien me sugirió a Barbarita e Inocente, ella ya acogida a la jubilación en su San Andrés de siempre; mientras Inocente, aún activo como delegado, es alma y vida de las sesiones de la Asamblea Municipal con cada una de sus intervenciones.
Barbarita de educadora a delegada
Rumbo a San Andrés la mañana regala el impresionante paisaje de un valle cubierto de neblina que semeja un lago con islotes incluidos. En el trayecto, el chofer me contó anécdotas tan interesantes sobre su tiempo junto a Barbarita que mi idea de nuestra conversación fue dándome la certeza del gran ser humano que encontraría.
Llegar a su casa fue redescubrir la sonrisa sincera y el trato afable que siempre la caracteriza. Entre el humo del café recién colado comenzamos la remembranza de aquellos primeros años en su labor como delegada.
“Fue una experiencia bonita, yo comencé como en 1989, era educadora de círculo infantil. A partir de ahí comencé y en 1991 me seleccionaron como presidenta del Consejo Popular, ya te digo, fue una época linda, pero a la vez difícil”.
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Le tocó ser delegada en una etapa difícil, los años 90 marcaron la vida del cubano…
“El llamado período especial en verdad fue difícil, pero lo enfrentamos con mucho trabajo, codo a codo con la gente. Yo llegué a ser como el cura del pueblo, todos venían y me contaban sus problemas, tuve hasta un camión con el que se resolvieron muchísimos problemas. Si había un enfermo, si tenía alguien que ir a La Habana, ahí estaba listo y dispuesto”.
Barbarita de tu época como vicepresidenta de la Asamblea Municipal ¿qué recuerdas con más agrado?
“Esa fue una etapa bien fuerte, en ese tiempo de período especial. Hubo que tomar muchas decisiones como parte de nuestras funciones de trabajo, pero lo hicimos desde el corazón. Muchos momentos tristes y felices a la vez, el paso de huracanes, el sentirte útil resolviendo los problemas de las personas que confiaron en ti, eso es muy gratificante”.
Mirar el brillo en los ojos de Barbarita te hace confiar en su liderazgo y entrega.
“El secreto en esta labor como delegada y como vicepresidenta de la Asamblea durante mucho tiempo es escuchar a las personas, entender sus problemas para poder darle una respuesta. Si no escuchas a la gente no confían en ti. Hay que ponerse en su lugar, cuando uno lo comprende puede darle una respuesta, aunque sea negativa. Ese es el papel del delegado y de todos los órganos del Poder Popular¨
La despedida, a su altura, otro buen café de San Andrés. Le conté mi próximo objetivo, Inocente Guzmán, esbozó una sonrisa y me aseguró que la historia del ejercicio de gobierno en La Palma no se puede contar sin su aporte.
Inocente: al pan pan y al vino…
A Inocente su nombre le queda pequeño, no es tan Inocente este maestro devenido Licenciado en Derecho, que por más de 24 años ha dedicado gran parte de sus días a ejercer su función como delegado del Poder Popular.
Diáfano y criollo, sabe conjugar sus conocimientos de leyes para entender la legislación y las funciones que se le atribuyen a la Asamblea Municipal.
Nos recibe como acostumbra, con un fuerte apretón de manos y siempre dejando claro que no le interesa para nada salir en cámara.
“Mira -me dice con la mano en mi hombro- ser delegado es de los sacrificios y la entrega más grande que se pueda hacer. Esta es una labor por vocación, donde debes tener bien claro a lo que te enfrentas y asumirlo porque es el pueblo quien te eligió y no puedes quedar mal. Es el soberano¨
¿Para ti qué es lo que más debe caracterizar a un delegado en estos tiempos?
“La sinceridad es lo primero, nosotros no tenemos nada que dar en lo material, pero tenemos que velar porque a quien le toca lo haga. Esa es la función de un delegado, representar a su gente yo lo hago desde hace 24 años y lo haría otros 24 si fuera necesario”.
Muchos te tildan de intransigente, ¿qué hay de cierto en eso?
“Existe un mandato y una legislación, hay que cumplirla, por lo menos yo soy un convencido de eso y no pierdo la oportunidad de combatir cada acción que veo que se aleja del mandato del pueblo”.
Hay detractores del modelo de democracia cubano, ¿qué opinas sobre eso?
“En el mundo hay una sola democracia y es la nuestra. En Cuba no hay partidos que postulan candidatos y eso para mí -aunque a muchos le parezca imperfecta- es el modelo ideal para representar al pueblo”
Deja ver lo que grabaste -me dice- y mientras reproducimos el video escribo el posible final de esta crónica de un día diferente.
Ser delegado es virtud, Inocente y Barbarita, me lo dejan claro. Como dijera Martí a Gómez “(…) Yo vengo a ofrecer a usted sin temor a negativa, este nuevo trabajo hoy que no tengo más remuneración que brindarle que el placer de su sacrificio y la ingratitud probable de los hombres (…)”.