El 10 de septiembre de 1867 la villa de Pinar del Río recibe el título de ciudad por Orden Real de la reina Isabel II de España. En el aniversario 155 de ese hecho histórico Tele Pinar conversa con el historiador de la ciudad Juan Carlos Rodríguez.
¿Cuáles son los orígenes de lo que hoy conocemos como la ciudad de Pinar del Río?
Los orígenes de la ciudad de Pinar del Río son el resultado de un proceso que va marcando hitos importantes, hay un primer momento que son las llamadas mercedaciones, imprecisas por cierto, del siglo XVI y XVII, hay una de 1571, hay una remercedación donde se habla por primera vez de Pinar del Río en 1641 y hay también un nivel de organización administrativo desde el punto de vista de la iglesia, que llevó a fijar también curatos en el occidente cubano.
Todo ello va a ser posible que a finales del siglo XVII, entre el año 1688 y 1699 ya exista un pequeño e intermitente conglomerado de pequeñas casas de guano y embarrado a orillas del río Guamá, entre la actual entronque de Viñales y lo que es hoy el parque José Martí. Ese es el entorno de esas primeras viviendas que no pudieron resistir por supuesto los embates y crecidas del río, que era un factor importante en la organización de los potreros y de las vegas de tabaco que ya empezaban a dar dividendos en el occidente cubano.
Es eso lo que lleva a que tenga que mudarse al poblado en el año 1750 hacia lo más alto de la ciudad donde hoy está el parque de La Independencia y a partir de ahí, se va a estructurar informalmente un poblado sin planeación, sin ningún distingo urbanístico, siguiendo el curso de los viejos caminos y del recurso además, de las viviendas que se van a ubicar en la parte alta donde está la iglesia nueva, por supuesto, el gobierno, la sede también de la actividad civil y un importante número de viviendas que van significando el entorno.
A partir de ahí es que se da ese proceso que es muy lento además y que va acompañado del auge del cultivo tabacalero. Y no es entonces hasta el 10 de septiembre de 1867 que se da el título de ciudad a la villa de Pinar del Río.
Mucho se habla de esa teja criolla que distingue las construcciones de la urbe, pero hay otros elementos que la caracterizan. ¿Cuáles son?
Es importante tener en cuenta que en la arquitectura ecléctica de la ciudad tan hermosa, muy distinguida por los paños de tejas rojas, por sus columnas toscanas, está también la influencia de una arquitectura vernácula campesina, que tiene mucho que ver con los patios interiores, los aljibes que existieron, también con el elemento vinculado al agua porque está la cercanía de un río y hay una impronta singular en cuanto a buscar el elemento del río como un espacio importante desde aquellos pobladores del siglo XVII, XVIII y XIX hasta los actuales, porque en las cercanías del río se levantan también elementos importantes.
Y estamos hablando de la gente, de la tradición cultural, de una herencia campesina, de un veguero con una cultura de resistencia, resistente a las crecidas del río, a los ciclones que van a pasar y van a marcar tanto a la urbe, así como estamos hablando también de elementos de la música, de la décima que van a distinguir a la urbe en ese sentido.
Está también el paisaje desde el punto de vista del verde tierno que acorrala a la ciudad. Hay un verde singular en el tiempo del vejerío de tabaco con sus palmas, los árboles de Guamá y toda que va distinguiendo por supuesto con esos pinares emblemáticos que van teniendo la dulzura de un bosque y que va a influir tanto en eh la característica espiritual de los que van a habitar en el occidente cubano
¿Económicamente cómo va evolucionando aquel asentamiento, que un 10 de septiembre recibe el título de ciudad?
Hay que destacar que el elemento tabacalero fue el que más va a distinguir el occidente cubano. Las arcas del estado español se van a nutrir desde el punto de vista económico desde el siglo XVIII y XIX de lo que produce Vueltabajo. En el momento en que estamos hablando de la titularidad de la ciudad diez de septiembre de 1867 la reina Isabel y su gabinete reciben dinero del Marqués de Pinar del Río, del Marqués de las Taironas, está el proyecto emprendedor del ferrocarril del oeste que ha comenzado en 1857 y cuyas paralelas avanzan hacia una región donde hay 102 ingenios azucareros, cerca de 100 cafetales, más de 4 000 vegas de tabaco y esa urbe, que está en el centro de la región histórico cultural de Vueltabajo, es el atractivo importante que va demandando además, una parte significativa de esas finanzas.
Por eso es que son los guajiros vueltabajeros los que más que pedir, exigen que se le de el título de ciudad a la urbe en el año 1863, en 1865 y lo van a lograr, como una exigencia que también tiene que ver con el proceso de formación de la nacionalidad cubana.
Estamos a 395 días cuando se da el título de ciudad del inicio la guerra por la independencia y en Pinar del Río se conspira a favor también de un proyecto independentista, por tanto no se puede olvidar el distingo que tiene el proceso formativo de la nación cubana en esos pobladores de aquella urbe, casi insignificante en lo arquitectónico del 10 de septiembre de 1860, pero con un poderío económico que ya la va a distinguir en el contexto universal por la fama y el comercio de su tabaco.
Más acá en el tiempo ¿Qué rol desempeñó el Comité Todo por Pinar del Río?
Los pinareños tenemos que agradecer infinitamente al doctor Tebelio Rodríguez del Haya y al movimiento cívico patriótico que se moviliza en la década del 40, a partir del Comité Todo por Pinar del Río, cuando se cumplían 50 años del discurso martiano “Con todos y para el bien de todos”. A partir de ahí comenzó un movimiento de restauración de la urbe, de su sanidad, de sus construcciones, de la cultura, y un proyecto cultural importante, hay una revista, hay también un museo, están los monumentos y a partir de ahí se va creando una conciencia cívica en los pobladores de la urbe.
Hay que hablar también de su crecimiento arquitectónico en ese momento ya se proyecta para la década del 50 la llamada ciudad nueva o ciudad del este donde hoy se levanta el reparto Hermanos Cruz. El Comité nos dio también importantes elementos identitarios, el reconocimiento del escudo, un himno representativo y simbólico que sintetiza las virtudes de los que van a poblar Pinar del Río. La generación que va después al Moncada, que va a la sierra y a la lucha, se va a nutrir de valores cívico patrióticos que los van a llevar en las propias esencias de lo que era su ciudad, de lo que era también su cultura y su memoria histórica en ese sentido. Por tanto el Comité hay que estarlo teniendo como un punto importante de referencia porque van a ser años de un elevado espíritu de sentido de pertenencia para los que vivían en la urbe.
Como historiador de esta ciudad, ¿Imagina cambios en el entorno que quisiera ver?
Nosotros estamos celebrando la titularidad de la ciudad hace 25 años y ello ha generado un movimiento de sentido de pertenencia, un programa de reanimación importantes que comenzaron en el aniversario 130 que tuvieron un momento singular en el 150 y que continúan hoy también con importantes programas que se han acometido. Nosotros soñamos una urbe mejor, con una espiritualidad mayor, con sentido de pertenencia, con los inmuebles restaurados y rescatados, con más sentido del cuidado del patrimonio y de su gente, porque el valor mayor que tiene la ciudad de Pinar del Río es precisamente su gente, su sentido de pertenencia, esa ciudad que corre por las venas de los pinareños, esas calles en las cuales está la memoria íntima de los que vivimos en ella y queremos realmente una urbe mucho mejor y pensamos y soñamos y creemos que va a ser de esa manera y este aniversario 155 va a ir marcando pautas en ese sentido.
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