A Fidel Bonilla García lo une a Pinar del Río el amor por la provincia que lo vio crecer, aunque la mayoría de sus alegrías estén en Holguín.
Y es que en cada contingencia, tras el azote de un huracán, de sus manos de liniero brotan la voluntad y el esfuerzo para devolverle la energía eléctrica a sus coterráneos.
Esta ocasión no ha sido menos. A pesar de sus 64 años y el lógico cansancio, labora junto a sus compañeros de la brigada holguinera de Caliente, para restablecer este servicio en algunas zonas del municipio Pinar del Río, uno de los más afectados por el paso del huracán Ian, el 27 de septiembre último.
Si bien no fue fácil encontrarlo por la cantidad de linieros de esa oriental provincia que actualmente apoyan la recuperación en Vueltabajo, bastó con decir que el propósito era conversar con una persona nacida en el territorio más occidental para que, a casi cuatro kilómetros de la ciudad, apareciera.
Desde que el organismo tropical azotó partimos hacia Artemisa, estuvimos en San Cristóbal y hace varios días llegamos para ayudar al pueblo pinareño, aseveró.
Gracias al actuar del equipo, que somos una gran familia, logramos sortear la tarea, porque soy una persona casi de la tercera edad y con los jóvenes que me acompañan aquí salimos siempre adelante, señaló Bonilla García.
Lo que predomina es el compromiso de todos -acotó- y mis deseos de transmitirles el conocimiento para poder enfrentar una labor tan compleja.
De Vueltabajo partió cuando tenía 20 años y hoy refiere que siempre retorna en medio de las adversidades.
Estuve presente en la recuperación del municipio de San Juan y Martínez cuando pasaron Isidore y Lili en 2002, y luego en Sandino por el huracán Iván; pues en las últimas tres décadas, tras las afectaciones por un ciclón, regreso a Pinar del Río para ayudar, manifestó.
Durante la hora de almuerzo dedica un momento para explicar que les asignaron la carretera La Coloma y los daños son cuantiosos, los peores que ha visto desde 1998 hasta la actualidad.
Pese a que la mayoría de sus años los ha vivido en Holguín, su acento lo delata como natal de Vueltabajo, y con su voz pausada añade que al cubano siempre lo caracterizan la solidaridad, la entrega, el compromiso con el vecino, con el pueblo y su provincia.
Representa gran orgullo para nosotros, aparte del trabajo que se pasa y las situaciones adversas que existen; nos satisface poder hacerlo, insistió.
A veces dormimos cuatro o cinco horas y nos incorporamos de nuevo; porque en contingencias de este tipo hay que aguantar la faena, que se hace con disposición, aunque demanda esfuerzo.
Varios de sus hermanos aún residen en el territorio occidental y asegura que los visitó en cuanto pudo.
La familia siempre se extraña, como también a los pinareños pues son personas muy bondadosas en todo el sentido de la palabra y Cuba entera lo sabe, que tienen una dedicación total, precisó.
Con una motosierra en las manos, Fidel continúa su trabajo para derribar uno de los postes dañados.
En una tarde que parecía eterna por el sol y la magnitud de las afectaciones, su empeño y el de sus compañeros sacaron las sonrisas esperanzadoras de los vecinos del lugar, porque en pocas horas la electricidad volvería a sus viviendas.