Cuba ganó, así se pudiera resumir el hecho informativo más posicionado en los medios de comunicación del país y en las redes sociales de periódicos, emisoras y canales de televisión. Sin duda, el resultado de los comicios del pasado 26 de marzo para elegir a los 470 diputados a la Asamblea Nacional del Poder Popular resultó la noticia que ocupó los espacios en esta última semana.
En la tarde del 30 de marzo, la presidenta del Consejo Electoral Nacional Alina Balseiro Gutiérrez informó los resultados finales del proceso en Cuba, tras analizar exhaustivamente los números emitidos por cada provincia y el municipio especial Isla de la Juventud y realizar la compatibilización de los mismos, como establece la Ley Electoral.
El conteo arrojó que el 75.87 de los registrados en el padrón electoral acudió a las urnas, en tanto, todos los diputados resultaron electos con más del 61 por ciento de los votos válidos emitidos en Cuba durante las elecciones nacionales.
Una mirada a lo acontecido en la provincia de Pinar del Río evidencia que aquí el 80.93 por ciento de los inscritos concurrió al ejercicio democrático y la mayoría, respaldó la candidatura propuesta.
Así mismo, la cifra de boletas anuladas y en blanco pudieran ser reflejo de inconformidades latentes con nuestro sistema social, un asunto que ocupa hoy a la máxima dirección del país, que tiene la impronta de trabajar para elevar el nivel de satisfacción de la gente.
Ahora bien, tras las cifras alcanzadas, el reto es lograr que los problemas, preocupaciones, quejas y reclamos de la población tengan espacio en los debates parlamentarios.
Los intercambios entre los 27 diputados pinareños y el pueblo, mostraron en gran medida cómo se vive en localidades, cuáles son las necesidades y aspiraciones postergadas en el tiempo que reclaman atención y respuesta, y ahí precisamente radica el desafío de quienes asumirán puestos en la X Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular.
Hay que observar mejor, ponerse en el lugar de los otros, aprender a oír y a transmitir para encontrar soluciones, porque quienes fueron a las urnas el domingo y votaron por sus diputados, quieren ver a esos hombres y mujeres interviniendo en las sesiones del Parlamento para compartir sus problemáticas, sobre todas esas por resolver o con una solución dilatada.
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No dejar morir el intercambio con los electores, evitar que los planteamientos duerman en gavetas, notas de textos de un celular o una agenda, resultan urgencias de estos tiempos convulsos, de carencias e inconformidades económicas.
El pueblo pinareño es noble, trabajador y revolucionario y lo demostró en las urnas el pasado domingo. Corresponde ahora a los diputados elegidos, tal y como refrenda la Constitución de la República en su artículo 84, desarrollar sus labores en beneficio de los intereses del pueblo, mantener contacto con sus electores, oír sus planteamientos, sugerencias y críticas, y explicar la política del Estado y rendir cuenta del cumplimiento de sus funciones.
Solo así, será posible garantizar que Cuba no pierda, lo que este domingo 26 logró en las urnas.
