Este 3 de octubre comienzan los exámenes de ingreso a la Educación Superior, punto culminante de un proceso que siempre significa esfuerzo para los estudiantes y sus familias, con vistas a obtener la carrera de preferencia, la más ajustada a las potencialidades y deseos de cada alumno.
La educación superior cubana siempre ha tenido como premisa formar profesionales competentes, que sean capaces de contribuir al desarrollo territorial y de la nación, y lleven el peso de una sociedad marcada por disímiles fenómenos. Porque para nadie es un secreto que Cuba no es la misma de hace décadas, incluso de hace unos pocos años. Y la población ha cambiado a tono con su realidad.
Diferentes situaciones han incidido en modos de actuación, pensamientos y proliferación de fenómenos como la emigración, normales en el mundo pero que sin dudas suponen un reto para toda sociedad que aspira a mejorar con su gente.
Los jóvenes han vivido y sido protagonistas de esos contextos, y como hijos de su tiempo integran ese país diverso que actualmente habitamos. Que unos 1300 estudiantes, la gran mayoría de la matrícula de duodécimo grado, opten este año en Pinar del Río por la Educación Superior tiene varias lecturas.
De un lado, la apuesta que siguen haciendo las nuevas generaciones por el conocimiento, por tributar con su granito de arena a la construcción de un país mejor y más próspero, y de otro la oportunidad de aprovechar las bondades de un sistema socialista con posibilidades de estudio para todos.
Desde la pandemia, varias han sido las modificaciones al curso escolar, tanto en la educación general como en la superior, sin dudas un reto para docentes y estudiantes. La preparación de los alumnos de cara a los exámenes de ingreso se ha distinguido en este calendario por las teleclases, como ya resulta habitual, y por encuentros con sus profesores en los preuniversitarios.
Hemos sido testigo de eso en las redes sociales, por ejemplo, en el Instituto Preuniversitario Vocacional de Ciencias Exactas Federico Engels, con un peso importante en la formación de futuros hombres de ciencia.
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De acuerdo con Walter Baluja García, ministro de Educación Superior, este año iniciaron experimentos para acercar la demanda de plazas y su otorgamiento a las necesidades de cada territorio.
La meta radica en suplir las necesidades de los municipios y fortalecer el uso de la ciencia en los Gobiernos locales.
En ese sentido, las provincias de Pinar del Río, Villa Clara y Holguín encabezan este nuevo proyecto, el cual, al decir del titula, marcha de forma positiva y aspiran a generalizarlo en todo el país en el año 2025.
A pesar de las limitaciones, la nación caribeña sigue apostando por la formación integral de sus ciudadanos basada en una enseñanza de calidad, premisa que pone la mirada en el futuro de la nación y de los cubanos.
