En las montañas del norte de Pinar del Río existen lugares únicos de la geografía cubana. La naturaleza domina a su antojo y la sabiduría campesina convive con las benevolencias de una vegetación tropical muy variada. Los recursos forestales, junto al cultivo de tabaco, café y el turismo nacional e internacional son los recursos que la comunidad tiene a mano para sostenerse.
Es en Charrabascal, una de las tantas comunidades de las lomas de La Palma, donde María Valido ha podido echar a andar sus sueños. Con la tradición campesina heredada de sus padres, María, en conjunto con su familia, cultiva la tierra y aporta al desarrollo de su propia comunidad, donde la fuerza de trabajo ha disminuido drásticamente debido al movimiento de los jóvenes a las ciudades.
La experiencia de Charrabascal permitió a los responsables de las estrategias de desarrollo de la provincia de Pinar del Río, distinguir una oportunidad de potenciar una iniciativa que permitieran generar empleo y producción de alimentos en la zona, desde el liderazgo de mujeres y en una convivencia armónica con la naturaleza.
En el marco de la Plataforma Articulada para el Desarrollo Integral Territorial (PADIT), las ganas de hacer de María encontraron una ruta, junto a otras tantas iniciativas que confluyen en la matriz de la Plataforma como parte del Programa de la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (COSUDE), que trabaja en sinergia con el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el Ministerio de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera (MINCEX) y otras agencias de cooperación internacional.
La Plataforma conecta a los actores y refuerza las interacciones entre las iniciativas locales, rompiendo con una visión vertical y sectorizada del desarrollo territorial. Este método de trabajo permite abordar varios problemas de forma simultánea para proponerles soluciones innovadoras. Justo es el caso de María, que ha logrado que todo lo que se consuma en la casa salga de la permacultura que practica en su pequeño espacio de tierra, procurando la convivencia sostenible de cultivos varios con el ambiente que les rodea.
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Es el cultivo de la flor de Jamaica lo que más reconocimiento le ha otorgado. María y su familia han puesto en marcha una minindustria que les permite elaborar mermeladas, jugos, membrillo, vinagre, vino; una serie de alimentos derivados de esta flor y otros frutos que además poseen un alto contenido nutricional. La iniciativa no solo aporta una mayor cuantía en la producción de alimentos para la comunidad, sino que es una fuente de empleo para sus habitantes. María fue gestora de esta idea, a partir de cursos en los que aprendió sobre cómo realizar productos conservados de manera natural, tales como el pimiento, el tomate, el vinagre.
En los últimos años, muchos visitantes han decidido compartir con María y su familia la experiencia de la vida cercana a la tierra en un campo cubano. Poco a poco, la recurrencia de viajeros hizo que el lugar se convirtiera en un emprendimiento de turismo sostenible que comenzó a conocerse aún más lejos de las lomas de La Palma.
El proyecto ha podido compartir sus aprendizajes con diferentes productores del territorio que se integran a otras experiencias de PADIT, incentivándoles a cultivar con métodos agroecológicos.
(Tomado de perfil oficial de Facebook de Embajada de Suiza en Cuba)
