Cuando la economía del país cada día otorga más espacio a trabajadores por cuenta propia y otros actores económicos, que a su vez se convierten en contribuyentes, realizar la declaración jurada y proceder al pago de los tributos en tiempo es un deber, de no hacerlo se incurre en una violación y a la persona se le aplicará el recargo y las sanciones previstas en la legislación tributaria.
No obstante, quizás lo primero sea trabajar para seguir elevando esa cultura tributaria que no todos poseen, aunque es un tema abordado ampliamente desde los medios de prensa. Y elevar la cultura tributaria empieza por entender la importancia que reviste pagar el tributo, conocer para qué se usará ese dinero, cómo nos va a beneficiar, a qué estamos aportando y apoyando.
Pues realizar una correcta declaración jurada y pagar debidamente después, contribuye de manera esencial al presupuesto estatal, es un acto vital para el desarrollo de la economía y el sostén de programas sociales que se ofrecen gratuitamente a la población, aunque en realidad tienen altos costos para el país.
A través de los tributos el Estado sufraga o financia el gasto público, que se traduce en Cuba, en acceso a los servicios de salud, educación, y en la formación deportiva, artística y científica; también se incluyen aquí el acceso a la asistencia y seguridad sociales, los servicios comunales, la defensa del país y la cobertura de otros sectores concebidos como derechos constitucionales, según afirma el portal web del Ministerio de Finanzas y Precios.
El Estado exige a los ciudadanos por medio de la Ley el aporte o pago de esos tributos, los cuales se emplean para costear esas garantías sociales, y que son directamente proporcionales a las cuantías que se recaudan.
Es por ello que no pocas veces escuchamos decir que tributar constituye un acto de responsabilidad ciudadana, pero también un deber social que se revierte en el bien de todos.
Y si estas cuestiones no las tienen claras quienes deben hacer en tiempo su declaración jurada sobre ingresos personales, es posible que sean morosos en ello, mas saber que tu dinero garantiza los derechos que en la Constitución están plasmados es también un incentivo.
Quizás debiéramos ganar en transparencia desde el propio municipio y hacer públicos los montos de dinero que se dedican a cada uno de los sectores sociales. No que lo domine un funcionario, sino que esté publicado y actualizado para que los ciudadanos comprendan que no se trata de discurso, sino que su aporte sirvió para terminar una escuela, o para abrir una nueva sala en un hospital.
Inmersos aún en la actual campaña, solo nos resta exhortarlos para que quien deba y aún no lo ha hecho se acerque a las autoridades tributarias, busquen asesoría y cumplan con su deber.
