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Mantua: fortuna de nacer protegidos

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Mantua: fortuna de nacer protegidos
El doctor Yoslén Rivas Palacios, asesor del Programa Materno Infantil en Mantua atiende a una paciente / Foto: Lázaro Boza

Para el doctor Yoslén Rivas Palacios, asesor del Programa Materno Infantil en Mantua, y la licenciada en Enfermería Diana Hernández Hernández, el PAMI, que es como se le conoce mundialmente, representa uno de los logros más relevantes de la medicina preventiva en Cuba. 

“Se trata -argumenta el doctor Rivas- de una iniciativa dirigida a prever el bienestar de niños, gestantes y puérperas; a ellas las acompañamos desde el embarazo, continuamos con los recién nacidos y les damos seguimiento durante un buen espacio de sus vidas”. 

Con total respaldo gubernamental, el PAMI ha sido responsable de la reducción drástica de la mortalidad infantil durante los últimos 40 años, con cifras que superan estándares de países altamente desarrollados.

La supervivencia a los cinco años en el archipiélago es superior al 99 por ciento, el peso bajo al nacer no supera el cinco por ciento y los partos institucionales prevalecen en el 99.9% de los casos. A tales números se suma un hecho trascendental que distingue a la ciencia médica cubana: la eliminación de la transmisión vertical del VIH y la sífilis congénita de la mamá al bebé. 

Estamos en Mantua a 100 kilómetros de los centros asistenciales de la provincia, y jamás exentos de los problemas económicos, y el bloqueo, presente en los más mínimos detalles de la vida local que guarden relación con recursos materiales, financieros, tecnológicos y medicamentos. En tales condiciones, el territorio culminó el 2022 sin mortalidad materna y cero muertes durante el nacimiento. 

Por eso les pregunto, ¿cómo lo lograron?

“No es una cama de rosas», refiere la enfermera Diana. En el 2022 trabajamos en condiciones muy difíciles. Tuvimos 31 nacimientos menos que en el año anterior, y 10 recién nacidos con bajo peso, pero la supervivencia general para este último indicador es del ciento por ciento”. 

El doctor Yoslén la escucha. Para ilustrar con hechos, consulta su laptop y revela datos que hablan de una labor titánica, no exenta de tropiezos.  

“Ciento ochenta y siete ultrasonidos del primer trimestre de embarazo, -lee- con 16 captaciones intermedias tardías; 201 de programa y 197 del tercer trimestre permitieron detectar una sola malformación congénita. Como ves, una labor intensa, con tecnología sobreexplotada, pero el resultado es positivo”. 

Los datos del informe anual hablan del examen conocido por Alfafetoproteína.  De 164 muestras planificadas, se estudiaron 160. Al indagar por las cuatro restantes, la licenciada Diana responde sin ambigüedades: “También suele haber captaciones intermedias y tardías, y sucede porque las gestantes no acuden a tiempo al servicio médico del consultorio, que debe atender un número cada vez mayor de población. Por eso debe primar el interés de las gestantes y sus familiares, y la labor del médico de familia es crucial en este sentido”. 

– Pero son pocas las ausentes, le digo.

– No puede ocurrir ni en el uno por ciento de las veces, enfatiza tajante. 

Su determinación me hace pensar que corren tiempos “ideales” para plantar olvidos; algunos involuntarios, otros convenientemente manejados, con la finalidad de dibujar, “catástrofes sociales” para alimentar la maquinaria del odio contra Cuba. 

Los más longevos de la villa conocen de un tiempo en el que la muerte infantil, de tan común, pasaba inadvertida en la Mantua anterior a 1959. 

“Había un dispensario infantil con 24 camas y servicios muy básicos, una decena de enfermeras y cinco médicos en más de 900 kilómetros cuadrados, afirma el joven galeno. Sólo el cinco por ciento de la población infantil recibía atención médica y menos del 12 por ciento  de los partos ocurría bajo la presencia de un facultativo”. 

Pero volvamos a la Mantua de 2022, recién salida de una pandemia, entre apagones, problemas de abastecimiento, escasez de medicamentos y un personal de Salud que experimenta -como la mayoría de la población- las tensiones del momento, tanto en lo profesional como puertas adentro de sus hogares.

Tengo entendido, pregunto, que la totalidad de las gestantes son ingresadas cuando cumplen 34 semanas. 

Mantua: fortuna de nacer protegidos / Lázaro Boza

“Y con menos tiempo también, todo depende de patologías asociadas al embarazo que se presentan o corren el riesgo de presentarse: bajo peso, alto o bajo percentil, hipertensión arterial, entre otras”.

Así responde la licenciada Diana, y agrega: “A todas las gestantes se les garantiza una alimentación que intenta por todos los medios ser balanceada y rica en nutrientes; igual sucede con los niños que ingresan en la sala de Pediatría. En esta misión participan las entidades del territorio junto al sistema de Salud. Ahora mismo tenemos 12 gestantes ingresadas en el hogar materno de la localidad”. 

Lo que comienza en el consultorio con la captación de la embarazada, continúa en manos de un equipo multidisciplinario, en el que no pueden faltar las enfermeras de sala, las dietistas, estomatólogos, medicina interna, psicólogos, trabajadores sociales, obstetras y pediatras, estos últimos, quizás los más abnegados. 

Mantua: fortuna de nacer protegidos / Lázaro Boza

“Mantua, apunta el joven médico, tiene la dicha de contar con la doctora Elianny Gómez, especialista en Obstetricia muy dedicada; el doctor Amantakú Miranda, prestigioso obstetra, y el doctor Juan César Pulido Ramos, una institución en Pediatría, no solo en la provincia, también en el país”.

Por un momento me abstraigo. Recuerdo la conversación reciente con el doctor Pulido, vísperas de ser galardonado con el Escudo Pinareño; sus palabras resumían lo que él mismo se empeñó en llamar, “resultado colectivo, imposible de alcanzar con el esfuerzo de una sola persona. 

“Para mí, decía el eminente pediatra, traer al mundo a un nuevo ser, atenderlo y verlo crecer en un pueblo donde todos me saludan por la mañana y donde la mayoría de los niños y los jóvenes han pasado por mi consulta, es el mayor premio que puedo tener como médico”. 

Hay un indicador desfavorable: mientras repaso los datos del informe, leo: “muerte en la edad escolar: tres, respecto al 2021”.  Una nube de tristeza recorre la mirada del doctor Rivas. 

 “En efecto, tres niños en edad escolar fallecieron en 2022 por causas asociadas a sepsis por leptospirosis y otras enfermedades. Lo importante es replantearse la estrategia de salud, sobre todo en las comunidades alejadas del centro urbano, insistir en la educación ambiental, en la higiene y en la identificación de enfermedades transmisibles por vectores”.  

Hay desafíos como en toda labor por la vida. En lo adelante queda trabajar para prevenir los embarazos en la adolescencia que, en esta parte de Pinar del Río no son nada despreciables; aumentar la tasa de lactancia materna exclusiva; reducir la anemia por déficit de hierro en niños y gestantes; prevenir los accidentes y disminuir el aborto voluntario. 

Me despido del doctor Yoslén y de la enfermera Diana. Son jóvenes formados por este país; profesionales capaces que no evaden la responsabilidad ante el infortunio y aprenden de las heridas que suele abrir esta labor de profunda sensibilidad y entrega. 

En la sala de Obstetricia, las futuras mamás reposan, sin imaginar que, más allá de esos muros, hombres y mujeres de blanco, literalmente, luchan por cada palmo del futuro que crece en el vientre de cada gestante en Mantua.

Tomado de Guerrillero

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