Te invitamos a ponerte ropa cómoda, zapatos deportivos, cubrirte con gorra o sombrero y con la mochila a la espalda, emprender el viaje virtual hacia el destino de hoy: Faro Roncali.
Ubicado en el Cabo de San Antonio, el faro es una insignia de referencia en todo el territorio, pues cumple su misión de orientar a las embarcaciones en su tránsito por las peligrosas aguas del extremo más occidental de Cuba.
Cuenta la leyenda que antes de la construcción, los marineros se guiaban por un gigantesco árbol que crecía en la zona, pero en las noches o días de tormentas no era visible esta referencia, por tanto, los accidentes en el paso por el borde más occidental de Cuba, se convertían en una verdadera pesadilla, lo cual provocó la queja de aquellos países que hacían uso de esta vía marítima.
Mudo testigo de naufragios y de las acciones de piratas y corsarios en las aguas que lo rodean, está enclavado en un promontorio rocoso natural que se alza a unos 10 metros sobre el nivel del mar, edificado con piedras redondeadas de más de 25 centímetros de espesor obtenidas a pico, cerca del lugar donde se levanta. Su altura total es de algo más de 25 metros.
Exploraciones arqueológicas aportan que la construcción duró muchos meses de agotadoras jornadas de trabajo dada la compleja topografía del terreno.
A partir de 1850 comenzó a levantarse, en la propia instalación, la casa del torrero, que quedaría terminada con la propia inauguración de la majestuosa obra de orientación de los navegantes, el 15 de septiembre de 1850.
El rayo de luz de su torre puede apreciarse a unos 30 kilómetros de distancia, con una frecuencia de dos destellos cada 10 segundos.
Desde los farallones próximos al Faro Roncali es posible divisar la biodiversidad de la Península de Guanacahabibes, declarada Reserva Mundial de la Biosfera por la UNESCO en el año 1987.
Si en algún momento andas de paso por la zona tendrás la oportunidad de conocer este monumento arquitectónico que hoy te sugerimos como destino.
