Cuando la pelota llama, tiemblan los cimientos del alma de la sociedad, y cuando la que se reúne para vitorear a los suyos es la que vive en el barrio, es como un terremoto de pasiones. Así vivió el legendario estadio Capitán San Luis la coronación del municipio de Pinar del Río como campeón nacional.
Allí se sintió a Cuba, porque la dimensión popular del deporte, y en particular la del beisbol, nos define como nación. Por eso era tan importante rescatar esta competición entre municipios, porque no solo hubo espectáculo y fiesta en la final, ante el territorio de Holguín, sino que en cada una de las 168 comarcas municipales la pelota dio jonrón.
Estadios abarrotados en el mismo Vueltabajo, desde Sandino hasta Consolación del Sur, o desde Maisí hasta El Salvador, en Guantánamo, la Isla vibró con la entrega de los peloteros de cada cuadra en los terrenos, convertidos en un mosaico cultural, en el que se esculpieron las grandes jugadas, los batazos decisivos, las serpentinas de los lanzadores; y como el beisbol lo juegan los seres humanos, que no somos perfectos, también vimos el desasosiego por una bola que se cayó, o una táctica inadecuada, pero no faltó la vergüenza, esa que siempre se ganó el aplauso del vecino que lo fue a ver.
Por eso Alfonso Urquiola, un Don de los diamantes cubanos, activo –y qué bueno que lo esté–, allí en la grada del San Luis que lo ha visto brillar como jugador y director, dijo que «es algo bello, teníamos que recuperarlo; esta es la pelota del pueblo, de la que salen esas grandes luminarias que hemos tenido; no hay torneo más importante. Tuve la suerte de ganar los tres primeros con mi municipio, y me llenaron tanto como mis títulos mundiales».
El ahora mentor ganador, Donald Duarte, tenía en su equipo a hombres del calibre de William Saavedra y de Luis Pablo Acosta, jugadores del primer nivel de la provincia, y no los puso, para darles paso a muchachos con menos de 23 años. Él, Saavedra y Acosta fueron premiados por esa decisión, con el quinto título de su municipio.
No ha habido mejor preámbulo de la iii Liga Élite que lo que acabamos de vivir. «El municipio es la sociedad local, organizada por la ley, que constituye la unidad político-administrativa primaria y fundamental de la organización nacional», se lee en nuestra Constitución, en el Artículo 168. Lo que prenda allí, todo lo que allí eche raíces en lo económico, lo social o lo político, germinará en frondoso árbol.
(Tomado de Granma)